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[/cs_content_seo][cs_element_headline _id=»5″ ][cs_content_seo]ARLINDO GOUVEIA: “ESTA MEDALLA FUE UN ANTES Y UN DESPUÉS”\n\nSubheadline space\n\n[/cs_content_seo][cs_element_text _id=»6″ ][cs_content_seo]ARLINDO GOUVEIA: “ESTA MEDALLA FUE UN ANTES Y UN DESPUÉS”
Definitivamente uno de los oros que más pesa en el deporte es el Olímpico, y es que lograr asistir a una cita de esta magnitud, guindarse una medalla y escuchar el himno de tu país mientras ves subir tu bandera, es algo que pocos tienen el privilegio de vivir. Arlindo Gouveia, es una de estas personas que lo hizo realidad. El medallista olímpico en la disciplina de Taekwondo, nos cuenta su experiencia como atleta de alta competencia y cómo su presea marcó un antes y un después.
Nacido en el estado Falcón, pero criado en Anzoátegui, Puerto La Cruz, este ex atleta venezolano solo necesitó una pequeña mirada para enamorarse del Taekwondo “Pasé con mi papá frente a una escuela y vi todos esos trajes blancos y le dije mira papá un arte marcial… él era muy estricto, me dijo pero por qué no haces boxeo (risas)… pero lo fui convenciendo y me llevó. Él me decía que si me inscribía tenía que terminar, tenía que ser cinturón negro; yo pensaba en que lío me metí (risas)… pero verme vestido así de blanco, era algo novedoso para mí y me encantó…”
La ilusión por participar en los juegos Olímpicos, fue una de las principales motivaciones de Gouveia para querer dedicarse a esta disciplina de manera profesional. “Yo recuerdo los juegos Olímpicos de los Ángeles 1984, cuando le entregan la bandera a Corea que sería la próxima sede en 1988…yo tenía 13 años y dije cónchale el taekwondo lo agregaron… y veía a esos atletas, a Vidal, a los boxeadores ganando medallas y eso me emocionó mucho, me llamó la atención… empecé a entrenar y llegué
“Yo me sentía ganador”
Arlindo recuerda la experiencia olímpica como si fuera ayer, pues nos confiesa que es algo que te acompaña toda la vida. Explica que al llegar allá sabía que estaba entre los 12 mejores del mundo y que ningún combate sería fácil “gané mi primera pelea contra un francés… ningún combate era fácil, estaba con los mejores del mundo. Para el segundo combate yo solo pensaba en la semifinal, que me tocaría contra Corea que era el mejor del mundo… mi maestro me decía concéntrate en el ahora… no había ni ganado esta pero mi mente ya estaba en la semifinal”
Finalmente logró acceder a la semifinal, pelea que según Arlindo fue donde ganó la medalla de oro “Él era el mejor del mundo… ya yo tenía asegurado el bronce así que pensé, voy con todo porque si pierdo igual me quedo con el bronce… no lo deje pensar, lo ataqué mucho, fue arriesgado, pero me funcionó”.
Para un atleta de alta competencia, poder lidiar con la presión emocional que genera una competencia de esta magnitud, es fundamental para su desempeño. “Al llegar a la final estaba muy presionado, era tremendo compromiso porque le gano al mejor (en semifinal) ¿y si después no gano la final?… el temor de perder es complicado, pero supimos cómo manejarlo y ganar.
“A mí lo que me importaba era mi medalla, haber sido primero y lo más importante el himno nacional y la bandera lo más arriba posible”
Con respecto a aquella partición, Dice sentirse muy orgulloso de haber obtenido aquella segunda medalla de Oro para el país, pues significó un antes y un después tanto para los atletas de su disciplina, como para otros deportes “esos atletas supieron que sí se podía lograr” y efectivamente, después de esta ya han venido muchas.
A pesar de la victoria y la alegría de aquellos años, no fue sino hasta el año 2018, cuando el taekwondo es finalmente reconocido como deporte olímpico; en la época de Arlindo solo era exhibición. Sin embargo, este atleta venezolano, que aún sigue ligado al mundo del taekwondo, nunca sintió la diferencia “Yo estuve en unas olimpiadas y como decimos los venezolanos nadie me quita lo bailao (risas)…. A mí lo que me importaba era mi medalla, haber sido primero y lo más importante el himno nacional y la bandera lo más arriba posible”
Entrevista: Jeremías Alvarez
Redacción: Mariel Gorrin\n\n[/cs_content_seo][cs_element_line _id=»7″ ][cs_element_headline _id=»8″ ][cs_content_seo]SIGUE LEYENDO\n\nSubheadline space\n\n[/cs_content_seo][cs_element_layout_row_2 _id=»9″ ][cs_element_layout_column_2 _id=»10″ ][cs_element_layout_div _id=»11″ ][cs_element_layout_div_2 _id=»12″ ][cs_element_image _id=»13″ ][/cs_element_layout_div_2][/cs_element_layout_div][/cs_element_layout_column_2][/cs_element_layout_row_2][cs_element_line _id=»14″ ][cs_element_headline _id=»15″ ][cs_content_seo]COMPÁRTELO EN TUS REDES SOCIALES\n\nSubheadline space\n\n[/cs_content_seo][/cs_element_layout_column][/cs_element_layout_row][/cs_element_section][/cs_content]
